lunes, 20 de abril de 2009

Una Iglesia nacida en México: Entrevista al Rvdmo. Carlos Touché


Por el Rvdo. Can. Daniel Caballero *


(Durante el pasado Sínodo Diocesano el Rvdmo. Carlos Touché Porter recordó un poco la historia de la Iglesia Anglicana de México, por lo cual me parece oportuno recuperar un fragmento de esta entrevista que el Obispo dio a la revista Caminos hace unos años para recordar un poco acerca de esto).


Obispo Touché-Porter (OTP): A mediados del siglo XIX, la Iglesia episcopal en México empezó como un movimiento local de reforma, con un grupo de sacerdotes y laicos católico-romanos en defensa de la libertad de cultos y la separación de Iglesia y Estado. Estos se organizaron formalmente como Iglesia en 1871. En 1875 entramos en comunión con la Iglesia episcopal de Estados Unidos y en 1906 fue cuando se dio la unión formal de la Iglesia mexicana con la Iglesia americana.


Así que, cuando alguien nos pregunta ¿cuándo llegó la Iglesia episcopal a México?, respondemos: nunca,....(se ríe).... ¡nació aquí!


Daniel Caballero: ¿Cómo ha evolucionado desde ese momento hasta el actual?


OTP: En muchos sentidos ha sido una lucha por la supervivencia; primero por obtener un obispo, ya que este grupo religioso que se separó de la Iglesia romana no contaba con obispo. Fue lo primero que solicitaron a la Iglesia americana, pero no lo concedieron hasta mucho tiempo después, lo que causó que se perdiera mucha de esa gente relacionada con el movimiento. Otro reto fue el sobrevivir en medio de una sociedad que todavía no estaba acostumbrada a la libertad y a la pluralidad religiosa. La Iglesia mexicana tuvo sus primeros mártires en 1878. También, durante la guerra religiosa que se dio en México en los años 20, muchos episcopales fueron masacrados, y no por el gobierno, sino por el grupo cristero, que culpaba a todos los no-católicos (romanos) de las persecuciones que los católico-romanos estaban experimentando por parte del gobierno de aquella época.


El siguiente reto fue caminar hacia la autonomía. Y el reto actual, ya como una Iglesia autónoma dentro de la Comunión Anglicana, es no sólo encontrar una manera de autosostenernos, y ser realmente responsables por nosotros mismos, sino también encontrar una identidad verdaderamente mexicana, que sea compatible con el entendimiento anglicano de la fe cristiana.


DC.: ¿Cuáles son las mayores dificultades?


OTP: La falta de recursos, tanto humanos como financieros, pero también la mentalidad mexicana. La mentalidad tradicional de: "no me importa si no practico la religión, pero no la puedo cambiar porque es la religión que heredé de mis padres". Una situación que he vivido en México es que para la mayoría de los mexicanos es más aceptable decir "soy católico romano no practicante" o "no creyente", que decir "pertenezco a otro grupo religioso, cristiano o no cristiano". Lo otro ha sido también que, en algunos sectores sociales, cambiar de una iglesia mayoritaria a otra minoritaria se considera como un descenso en la escala social. Y muchas veces ha sido el temor, de muchos que siempre han formado parte de la mayoría, a convertirse en parte de una minoría; donde ahora tienen que dar siempre una explicación, una justificación, de lo que antes se daba por sentado. A veces son factores psicológicos los que impiden a la gente formalizar sus relaciones con nuestra Iglesia. Tenemos muchos "anglicanos" que formalmente no lo son. Viven con nosotros pero que no se atreven a dar el paso.


El reto de Jesús fue de: "Ir, evangelizar y bautizar". Para nosotros ha sido al revés, ahora tenemos que evangelizar a los ya bautizados.

Lo que queremos es hacer de nuestra Iglesia es una comunidad evangelizadora, que una vez evangelizada salga a evangelizar a los demás.

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